Mi año partió encaramado en la azotea del hotel viendo el espectáculo de los fuegos artificiales de casi todas las comunas. Una danza de colores y formas daba rienda suelta quizás a los abstractos más increíbles creados por el hombre en cuya faceta más tranquila solo puede observar estas figuras cuando se encuentra en un estado soporífero incompleto y que es llenado con más, o sea, volado.
No, no lo estaba. No lo soy y no lo seré (espero).
Puse mi mejor "piensa positivo" en el aire y resultó. Una oferta de trabajo con entrevista incluida en La Serena y como sabrán siempre me ha gustado la aventura y decidí partir. Entre medio, el país estaba convulsionado con el reality de moda, con las escenas veraniegas de moda y con los conflictos político sociales de moda, pero eso no importaba. Un lugar bello, alejado, en el cual me proyecté por un día para estar, vivir, invitar, convivir, enamorar... pero no. Los sueños son esquivos y quienes los alcanzan deben tener las redes buenas. La mía al parecer estaba apolillada con tanto uso el año pasado. No me llamaron y no me llamarán tampoco.
Volver con calor, en ese mismo día, a trabajar, como si nada pasara, es la sensación más horrible que puedes tener después de ir a una entrevista donde pusiste el alma, las lucas y el corazón. Todo junto.
Bajoneado, empecé a tirar las tallas correspondientes: "ya saldrá", "ya veremos que pasa"... sentí un dejo de lástima en mi entorno y de traspaso de resignación complejo que solo obedece a personas que también son resignadas en su entorno. Hablaron conmigo, me indicaron que estaba haciendo las cosas mal, que soy un buen elemento y que algo me pasaba. Tenía una sensación de querer mandar todo al carajo (cosa que mantengo aún) y mandarme a cambiar lejos; pelee con mis amistades que me entregaban una ayuda y que nunca lo vi como tal sino como un ataque, una presión más.
Mil disculpas si leen estas líneas.
... y un día, después de ver que las listas y las oportunidades se me escapaban de las manos, decidí renunciar a la empresa de seguridad...
Les avisé, les dije que debía focalizar mis esfuerzos en lograr lo que quería y que sentado promoviendo la hemorroide frente a una cámara no iba a lograr absolutamente nada. Ellos lo aceptaron a regañadientes, son una empresa y no quieren que se les vaya el guardia, por más "eres un buen elemento, te necesitamos", "puedes optar y hacer carrera con nosotros" que le puedan colocar al discurso.
No importa si estoy solo, si estoy acompañado, si tengo fuerza de voluntad... tengo cerebro, tengo ganas y estaré en un aula con alumnos cueste lo que cueste...
Ahí se ven...!!
KFP!!
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