Junto con saludarle me presento. Mi nombre es Francisco Aravena Campos, tengo 32 años y vivo en Santiago. Ud. no me conoce y dudo mucho que me recuerde cuando aquella vez en Diciembre, y por casualidad, lo encontramos en la Embajada de EE. UU con mi pareja acompañando a su hermana, a realizar el trámite correspondiente a su VISA para dicho país gracias a una beca que ganó por el Gobierno. Dudo mucho que conozca mi vida pero resumiré aquella que importa a esta carta: hace más de 12 años ingresé a la universidad a estudiar Pedagogía, un trabajo noble, con vocación y servicio por los demás. Que lindo, decía yo, sacar a los chicos de la ignorancia y hacerlos personas pensantes y con criterio, pero a la vez humildes y solidarios con los demás. Quien escribe, que salió de un liceo técnico profesional, decide ingresar a una carrera humanista por la nobleza de la docencia y la vocación de la enseñanza y donde tuve que enfrentarme a muchos elementos de comprensión lectora, de redacción y de desarrollo, elementos que en un T.P son mostrados pero no profundizados pues la norma exige sacar a personas mecánicas, que solo sigan órdenes y que gratuitamente se ganen los insultos de los jefes.A punta de fotocopias, de rabias por no comprender y gracias a tener muchos compañeros y compañeras de buena voluntad logré sacar mi carrera que en este caso demandó 7 años de los 5 presupuestados, y desde el 2010 inmediatamente evaluada la tésis comencé mi búsqueda de empleo como profesor. Encontré trabajo en un instituto para adultos que posee variadas sedes en el Gran Santiago pero el año 2012 y por razones que nunca me comentaron decidieron dar fin a mi contrato y con ello comenzar la búsqueda de empleo como profesor gracias a esta breve pero intensa experiencia.
Desde ese Febrero de 2012 no he encontrado trabajo de profesor. Me he desempeñado como vendedor polifuncional de cierto supermercado de color amarillo para después pasar a ser guardia de seguridad en un hotel 4 estrellas. Desde ese Febrero de 2012 he dejado cientos de curriculum a muchas partes, a muchos colegios, dejando los pies en la calle y a veces las pocas ganas de seguir luchando como un salmón contra una corriente de mercado laboral que para mi ya se encuentra saturada. He viajado, desde ese Febrero del 2012, a distintas regiones para encontrar el esquivo empleo de profesor sin resultados, me han llamado a muy pocas entrevistas desde ese Febrero de 2012 y a las que he asistido, no sé si por lo feo o la experiencia en un instituto para adultos, no he quedado o me han llamado en últimas instancias para indicarme que ya se ha encontrado un profesor. He mirado como pasa el tiempo desde ese Febrero de 2012 y he pasado por muchas cosas que ningún profesional se imagina Sr. Ministro: he pasado hambre, humillaciones, malos tratos de personas que desconocen mi profesión por encontrarme en otro ámbito, no he logrado ahorrar un solo peso para poder estudiar un Magister y así aumentar mi calidad como profesor. Con escándalo he mirado como somos cada vez más los profesores de Historia que salen a la calle a dejar un curriculum al colegio para ser contratados y he visto como se arruman en una sola esquina sin que nadie los tome en cuenta frente a la alta demanda de profesores de Lenguaje y Comunicación, como así también de Matemáticas y otras ciencias debido a la poca seriedad de mi profesión de Historia y privilegiando una vez más los ramos que son vitales para la PSU o bien para el SIMCE. Soy uno de los miles de profesores de Historia que se levanta con la cara llena de optimismo pero que finalmente y trascurriendo la semana, se da cuenta apesadumbrado que no lo han llamado, que el dinero gastado en fotocopiar un curriculum no vale de nada y que la carga bip! para moverse de un destino a otro ya no aguanta más teniendo muchas veces que, al filo de la ley, evadir el pasaje para poder llegar a destino. He recorrido de extremo a extremo desde ese Febrero de 2012 el Gran Santiago, he dejado mi CV en los distintos DAEM de la capital y muchos familiares, a los cuales la vergüenza me ha hecho solicitarles favores y pedirles dinero, me han dejado una copia del mismo a los DAEM de las regiones más extremas, como así también de las más próximas.
Desde ese Febrero de 2012, Sr. Ministro, no ha salido nada. Me siento cansado a mi edad de dejar este papel que certifica que soy capaz de ejercer docencia en los distintos establecimientos y aún no recibo respuesta de nadie. Ya no tengo ganas de levantarme en las mañanas, no tengo ganas de revisar el diario los días domingo y menos con ganas de revisar los portales de empleo vía Internet. Esto ha llevado a que en mi familia quien escribe sea un problema mayúsculo donde el esfuerzo de mis padres por poder pagar una educación universitaria privada no rinden los frutos esperados, como así también la de mi pareja que aún no encuentra razones para entender como un docente no puede encontrar trabajo en su área y mucho más, poder surgir como debe ser en la misma. Tengo angustia de mi futuro pues no tengo nada: No tengo una buena previsión, por los nervios he perdido gran parte de mis dientes, me he atendido en la atención pública de salud sin los mejores resultados y aquello que nació como un pequeño bolso ahora es una gran mochila llamada depresión.
Desde ese Febrero de 2012 Sr. Ministro aquello que tenía todas las ganas de empezar, de a poco se va apagando y cada día aún más. Así también observo la gran cantidad de profesores de distintas áreas que se encuentran en la misma situación y que, muchas veces sin lograr ejercer, abandonan sus sueños y la vocación para poder ganar un poco de dinero y así comprar pan. Debemos ser más de 10.000 profesores cesantes a lo largo de Chile que nos encontramos aún con la disposición de hacer clases, estando calificados para eso y para mucho más, pero las puertas se nos cierran y si bien sabemos que podemos hacer otros trabajos, pues la necesidad tiene distintas caras, queremos ejercer como profesionales, como docentes, como profesores.
Sr. Ministro, con el debido respeto haga algo por estos profesionales que confiaron su vocación y las ganas de surgir gracias a su profesión de maestro al Estado de Chile con su larga lista de colegios municipales, particulares subvencionados o privados; haga algo por estos profesionales cesantes que se encuentran a su merced aguantando con uñas y dientes tener una entrevista, aferrándose a ella como el mástil de un barco que se hunde, y con ello obtener el empleo y llevar el tan esquivo dinero a la casa de manera limpia y gracias a su profesión; haga algo por nosotros, los docentes cesantes, los sin oportunidad, los que queremos de verdad demostrar nuestras capacidades sin tener que pensar, como a todos los docentes les pasa, que a fin de año se acaba el contrato y quedaremos con las manos vacías nuevamente. De Ud. depende Sr. Ministro un golpe de timón frente a esta barbarie educacional en la que salen y salen profesionales sin un establecimiento donde poder ejercer y aún más penoso, sin un sueldo digno que ganar. Nosotros somos vivo ejemplo de lo que le menciono.
Con ello también me sumo a la larga lista de personas que le solicitan favores y que le pide una ayuda.
Gracias por leer, gracias por entender.
Gracias por leer, gracias por entender.
KFP!
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