domingo, 8 de octubre de 2017

Bitácora 08102017 "¿Que dirá el Santo Padre que viene a Chile?

En el año 1987 vino el papa Juan Pablo II. En ese tiempo recibir a tan ilustre visita fue portada de los diarios, de las revistas y de los programas de televisión. toda la gente estaba eufórica con su venida: mi madre, mi abuela, mis tías -algunas- y los hombres de la casa también tenían una que otra muesca de alegría. Mi tío Luis, ferviente participante de la iglesia de entonces, también estaba contento pues iba a colaborar en la visita. Pero eso es motivo de otra historia la cual no comentaré porque no viene al caso de lo que escribo (sinceridad ante todo).

Los ánimos en el país estaban sumamente caldeados. Recibir al Sumo Pontífice de ese tiempo era además agradecer que no quedara la grande entre dos países hermanos por las islas ubicadas al final del mundo y de la cual poco se comentó en el año 1978. Para que decir sobre las innumerables decisiones que se tomaron durante su gestión en los convulsionados años 80 cuando la Guerra Fría estaba francamente en retirada (¿?). El año anterior a su visita Pinochet junto a su comitiva las vieron de colores cuando el FPMR lo trató de asesinar en una operación que, a mi parecer, de haber sido efectiva nos tendría probablemente en la mismisima mierda y la represión junto con la vuelta a la democracia habría sido una utopía de marcas mayores. Claro que la venganza no se dejó esperar y la CNI acabó con quienes tenían en la mira desde hace rato, principalmente participantes de manifestaciones. El horno estaba tan caliente que no merecía un palo más pues estaba a pasos de estallar todo. Para algunos la visita fue un bálsamo; para otros, una forma de comunicar al Santo Padre que vive en Roma como es que un General de ejército libre de impunidades con el paso de los años mataba a mansalva a sus palomas. Estuvo 6 días, conversó con el pelotudo este, se sacó fotografías a más no poder con cuanto personero de derecha no fue presentado, se vio atrasado en reunirse con pobladores y mientras ellos contaban sus pesares y penurias, la televisión se hacía la weona indicando que tenían problemas técnicos. Quedará en la memoria el discurso de Mario Mejías salido de todos los protocolos existentes y el cual un mes después le valió una paliza que lo dejó semi muerto. Quedará en la memoria como frente a la provocación de uno u otro lado el Parque O'higgins se transformó en un campo de batalla que no perdonó a mujeres y niños siendo Karol uno de los afectados con las lacrimógenas y su frase "el amor es más fuerte". Quedará en la memoria el "trolleo" de los jóvenes reunidos en el Estadio Nacional cuando los instaba a seguir una vida sin pecado entre tantas cosas que pasaron en su visita. Hay que decirlo: para este periodo de oscurantismo, que viniera un "rockstar" religioso como él era el tema obligado en todas partes. 

Hoy los ánimos son distintos. Juan Pablo II al parecer ocultaba más cosas de las que mostraba y con el paso del tiempo la figura de un Sumo Pontífice cada vez quedó más relegada. Ya no somos un país 100% católico a pesar de que de antes ya teníamos culto de otras religiones pero que se sienten con el mismo derecho de apuntar con el dedo las decisiones de un Estado sumamente laico (¿?). Y el que venga ahora Francisco I ya no es del interés de muchos. Reconozco que no me llama en la atención en nada que venga el hombre y menos a pregonar y bendecir con una mano mientras con la otra se cubre y encubre tantas cosas que han ocurrido. Aquel que nació como un Papa distinto de a poco a mostrado el otro rostro del Vaticano: uno que busca prohibir, pero a la vez ocultar de la opinión pública los errores tremendos de una iglesia hecha por hombres. Cuesta comprender, primero, que quiera donar 2 luquitas para su visita a través de un cajero automático; cuesta comprender que aquel ser tan sano y humilde gaste por día cerca de 55 millones de pesos, que desembolsarán muchos del 1% y el resto lo pondremos a través de nuestros impuestos siendo que hay tantas otras necesidades existentes. No se engañen: sigo siendo un hombre de fe y creo en mi Dios, pero hay demasiada mierda como para volver a una iglesia que en la actualidad no me entrega ninguna seguridad y de la cual hay más canalladas que nada. Me saco el sombrero por los sacerdotes de verdad, de esos que meten los pies en el barro, que se esfuerzan en dar una palabra de aliento a quien más lo necesita y que está dispuesto al trabajo duro como todos para lograr objetivos. No así con aquellos que ocultos de una pobreza franciscana manejan autos de lujo, viven en palacios mejores que las mediaguas que critican y que viven a expensas de la caridad de quien a veces no tiene nada para dar y que su fe lo hace mover. 

Papa Francisco. Dudo que leas esto pero, te vienes a meter a un hervidero de grillos que harán lo imposible para que los veas; muchos serán reprimidos, otros ocultados y la televisión no mostrará el desagrado que causa tu visita. Probablemente los encasillen de inmediato como terroristas de fe o personas amargadas. No vienes a un país que es igual para todos, pues seguimos tan en la mierda como en la dictadura y para peor, domados por los medios para decir que si a todas las cosas que les indican. Aquellos que lucharon por el regreso de la democracia, muchos de ellos, ya están muertos o afectados por el cáncer debido a las preocupaciones y las noches en vela esperando respuesta por sus familiares, sus hijos o amigos. Somos una sociedad totalmente distinta a la que visitó Juan Pablo II, donde presentamos índices de embarazos no deseados, madres muertas o bien con traumas psicológicos después de haber abortado -no por gusto como piensan muchas personas-, donde los índices de VIH se han disparado por la nula preocupación estatal sobre el tema y la responsabilidad de una sociedad que se dice "grande de edad" pero que finalmente sigue siendo tan pendeja como siempre. Te observarán con cara de amigo pero por dentro piden que avales las cosas que ellos dicen que están bien, principalmente en lo económico, en lo social, en lo político. En tu visita date una vuelta en las poblaciones, en aquellas donde las drogas duras superan la ficción y la lucha entre bandas rivales es pan de cada día que recluta soldados por un poco de plata y que no importa si son niños o adolescentes pues plata es plata y nadie los obligó a hacer lo que querían si amanecen muertos, por una bala o por el vicio. Si vienes te digo altiro: no se toleran extranjeros, ni argentinos, ni peruanos, ni boliviamos, ni haitianos, ni colombianos o venezolanos; en nuestras cabezas tenemos encriptado que nos vienen a quitar mujeres (u hombres), el trabajo y la dignidad. Nuestra caridad es falsa, nuestra solidaridad dura cuando nos tocan lo que tenemos y el individualismo ya está entre nosotros. ¿Nadie te contó que vienes a un país demasiado centralizado y que las decisiones sobre pueblos indígenas se hacen en Santiago, donde la mayoría los trata de "terroristas" y donde las regiones tienen nula capacidad de tomar decisiones?, ¿no te contaron que se aprobó el aborto 3 causales causándose un escándalo de proporciones de todos los lados religiosos pero que va a ayudar a devolver la dignidad a mujeres violadas, con riesgo de su vida o del feto?, ¿te mencionaron sobre la unión civil, que es un contrato donde gays, lesbianas, transexuales y heteros nos podemos casar sin pisar una iglesia? Para que te voy a hablar de la justicia entonces...

Mejor no vengas, vas a pasar malos ratos. Y si vienes, tápame la boca y a todos los que criticamos tu visita. Me siento como un "criollo católico": nunca he visto al papa, nunca he hablado con él, nunca me han invitado a una audiencia con él, y sin embargo me dicen que lo debo respetar, querer y adorar. Pues no. No me llena tu visita, ni como católico a la chilena. No, no es que seas argentino. Solo eres una persona más para mi. La iglesia a la que perteneces ya no me llama la atención y para peor, sigue llamándome la atención en lo que pienso, quiero y hago. Te reitero, no vengas. La vas a pasar mal.

KFP!

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